Con este poético nombre hace ocho años que Jorge Yangüas abrió las puertas de su primer local en La Granja de San Ildefonso.
Los apellidos de la Golondrina ya nos dan pistas de la cocina de Jorge. Las carnes tienen en la brasa su aliado perfecto, con singulares propuestas de hamburguesas, costillares, pulpo… o la chuleta de vaca vieja madurada +90 días. ¿Y qué decir de los sarmientos? Reservados para los asados, de cochinillo o de cordero, hacen de estos platos tradicionales una delicia. Sin embargo, en la Golondrina, el demandado cochinillo de Segovia tiene su propio espacio destacado, y al asado tradicional se suman recetas tan singulares como las Croquetas de manillas de cochinillo, el Bao de cochinillo con alga wakame y salsa hoisin, Cochifrito con revolconas o la Terrina de cochinillo y guiso de Níscalos.
Pero no sólo de cochinillo vive el hombre, y junto a los venerados Judiones de la Tierra Capricho Segoviano, conviven en la carta sugerentes elaboraciones que fusionan el producto Km0 con otros llegados de horizontes más lejanos.
Una carta con platos fáciles de compartir. En una velada puedes probar muchas cosas y muy diferentes por sus especias, cítricos, y picantes, que por cierto, vienen bien identificados por su nivel de intensidad. En esta línea, nos decantamos por los “alegres” mejillones con Kimchi, la berenjena, teriyaki, lemongrass lima y arroz salvaje y cómo no probar el exótico bao de cangrejo crujiente.
Muy muy recomendable el steak tartar de solomillo de vaca vieja ahumado sobre su tuétano, pero no sufráis si sois poco carnívoros, entre otras opciones del mar, como bacalao o raviolis de chipirones en su tinta, Jorge tiene unas brasas reservadas para el rodaballo con su pil pil.
Una intrépida propuesta gastronómica en este palaciego enclave turístico donde salirse del recetario tradicional segoviano parecería cuanto menos arriesgado.
Además de la carta dispone de 4 Menús degustación con diferentes pases (desde 35€/persona) cuenta con terraza y las mascotas son bienvenidas.
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